Querido H.P. Lovecraft: Cuando leas estas líneas yo no estaré ya en el mundo de los vivos…
Con estas palabras comienza la carta que Robert E. Howard le envía a su amigo y mentor. En un delirante escrito, el fantasista texano narra su progresivo descenso hacia el infierno de la locura y la desesperación, iniciado con la visita a una antigua tumba india en el interior de una cueva.
A partir de ese fatídico día, Howard comienza a sentirse acosado por las sombras propias y ajenas, en una inquietante mezcla de sueño y realidad. La escritura, los amigos, la relación con su chica, la salud de la madre… cada arista de su vida parece afectada por el miasma malsano en el que poco a poco se va sumergiendo.
Sin salida, totalmente acorralado por la esencia de sus miedos, Howard debe procurar una solución, una huida, un sacrificio.